258 oraciones de ejemplo con serenos

A lo que añadió el ama: Y ¿podrá vuestra merced pasar en el campo las siestas del verano, los serenos del invierno, el aullido de los lobos?

¡Voto á tus ojos serenos, Isabel, porque te asombres, Que me mate con mil hombres, Y esto será lo de menos! 1660 Ablándate, serafín.

Y eso que el primo de Aresti era tan alto, que casi le sobrepasaba toda la cabeza; una cabeza, que conocía la villa entera, virilmente rapada, de ancha frente, y ojos serenos que derramaban hacia abajo una luz fría.

Cuando él se doblegaba bajo el estremecimiento de la carne, encontraba los ojos de ella impasibles y serenos, como si estuviera cumpliendo un deber penoso.

Muchos obreros guardaban el recuerdo de una anciana con el pelo blanco peinado en bandos, de anticuada distinción, que paseaba en los días serenos por cerca de la ría, apoyada en sus dos hijas, quejándose de las lluvias frecuentes de aquel país, de la atmósfera cargada de carbón y polvo de hierro, pensando en el sol de Levante, en los campos siempre verdes, en los naranjales caldeados por un viento ardoroso.

Era el don Fernando que había conocido en su adolescencia; igual voz paternal y suave, la misma sonrisa bondadosa; los ojos claros y serenos, lacrimosos por la debilidad, brillando tras unas gafas ligeramente azuladas.

Al fin sus ojos grandes, serenos, se nublaron de lágrimas y dijo sin que los rasgos de su fisonomía se alterasen poco ni mucho: Está bien; me voy contigo.

El recaudador resultaba entonces, á pesar de su pecho hundido y escuálidas piernas, un hombre terrible, un ser cruel que había pasado su juventud hinchando las narices á sus condiscípulos y apaleando á los serenos; el terror de la ciudad de Oviedo, donde había quedado memoria perdurable de sus proezas.

Mis días se han deslizado dulces, serenos, perfumados por el amor y la amistad, turbados solamente por la huída de seres muy queridos a otra región más alta.

» Nació Bécquer en los primeros meses de 1836; en esta Sevilla tan cantada por los poetas pasaron las días serenos de su infancia, y llegó á la adolescencia con el alma «henchidacomo él dicede deseos sin nombre, de pensamientos puros y de esa esperanza sin límites que es la más preciada joya de la juventud.

La impertinencia de la embriaguez fué grande en la gente; pero los caciques se mantuvieron serenos sin mesclarse en tales excesos, sufriendo los insultos de sus mismos indios en la tarde y noche de aquel dia.

Livingston, que nos ve con ojos serenos, talvez creerá que principiamos a andar cuando él emprendió su peregrinacion, pero que a pocos pasos que dimos tropezamos i nos caimos de cabeza en un abismo.

En los días serenos y templados que convidaban á gozar de la Naturaleza y confiarse sin miedo á ello, iba á dar una vuelta por la orilla del mar en compañía de Francisca.

, no es difícil; cuando vean al otro sin el hábito de fraile comprenderán que nosotros se lo llevamos e interrogarán a los serenos del barrio.

Valdivia aprueba; él y Espina fuman, serenos, amigables.

La gloria de los serenos combatientes de los sublimes combates.

Nos acostumbramos á fingir los poetas, serenos como sus estatuas, envueltos en sus túnicas blancas como las nubes, ceñidos del laurel de la inmortalidad, ocultos en bosques de mirtos al borde de la Castalia fuente, acompañados por los Elíseos Campos de coros que entonan odas sin fin de admiracion y culto á su estro y á su gloria.

Los ojos imperiosos y serenos de Catalina, más lumbrosos y glaucos que las esmeraldas, recorrían el concurso, queriendo adivinar quién de aquellos, herido por el dardo de la gracia, iba á seguirla hacia Jesús.

Tomad no a los más serenos investigadores científicos, los que saben dudar, sino a los fanáticos del racionalismo, y ved con qué grosera brutalidad hablan de la fe.

Reniego, dije yo, de ejercicio que ha de traer á un hombre hecho lechuza, guardando cimenterios, sufriendo frios y serenos, incomodidades y peligros tan ordinarios como suceden de noche, y aun cosas dignas de callar.

Solas dos cosas hallo yo que pueden hacer mal de noche, que son los hombres y los serenos, que los unos pueden quitar la vida y los otros la vista.

Y á la verdad, mirada la cosa con ojos serenos, y sin passion, un disciplinante con su cucurucho de á cinco quartas, derecho, almidonado, y pyramidal; su capillo á moco de pabo, con caída en punta hasta la mitad del pecho; pues qué si tiene ojeras á pespunte, rasgadas con mucha gracia?

El madrileño no quiere, y con razón, perder un instante de esos plácidos, azules, serenos, reconfortantes, durante los cuales la vida y la naturaleza se acarician como dos enamorados.

Madrigal Ojos claros, serenos, Si de un dulce mirar sois alabados, ¿Por qué, si me miráis, miráis airados?

¡Ay tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, Ya que así me miráis, miradme al menos.

258  oraciones de ejemplo con  serenos