50 oraciones de ejemplo con ventolera

En la proa de la barca estaba el tío Ventolera, viejo marinero que había navegado en buques de diversas naciones, y era el acompañante de Jaime desde que éste llegó a Ibiza.

De chico fui grumete en una goleta inglesadijo Ventolera en su dialecto ibicenco, cantando las palabras con vocecita dulce.

Más allá sólo había ido, según el tío Ventolera, cierto fraile desterrado por el gobierno como agitador carlista, que había construido en la costa de Ibiza la ermita de los Cubells.

El tío Ventolera sabía lo que se ocultaba más adentro de sus negras gargantas.

El tío Ventolera tiró de su aparejo de pesca con un ronquido de satisfacción.

Tío Ventolera, ¿no canta usted la misa?

Basta, tío Ventolera... ¡Ya hay bastante!

Y el tío Ventolera reía con su risa de niño al recordar este detalle grotesco de la gran victoria de Riquer.

El tío Ventolera se acordaba también de los relatos que hacía su padre de la época en que Ibiza tenía corsarios y llegaban a su puerto embarcaciones apresadas, con moras y moros cautivos.

Déle usted mi parte a Margalida, tío Ventolera, y que me traigan pronto la comida.

El tío Ventolera hablaba de monedas de plata, delgadas como hostias, encontradas por muchachos al jugar en la costa.

Eran regalo del tío Ventolera, así como dos caracolas enormes que adornaban la mesa, blancas, erizadas de púas y con el interior de un rosa húmedo, como el de la carne femenil.

Los días que no le despertaba al romper el alba el tío Ventolera cantando la misa desde la playa o subiendo la colina para lanzar unas cuantas piedras contra la puerta de la torre, el solitario permanecía en su jergón hasta bien entrada la mañana.

En el centro de la mesa, entre las caracolas, estaba otro regalo del tío Ventolera: una cabeza de mujer rematada por una especie de tiara redonda sobre los cabellos en trenzas.

Tenía barcos, tenía esclavos, tenía trajes de púrpura y palacios con terrazas que eran jardines; pero lo abandonó todo por ocultarse en el mar, esperando durante siglos y siglos que una ola la arrastrase a la playa para ser recogida por el tío Ventolera y que éste la trajese a mi casa... ¿Por qué me miras así?

El día siguiente lo pasó por entero en el mar con el tío Ventolera.

Al pie del promontorio, en la playa donde estaba varada la barca del tío Ventolera, sonó la voz de éste cantando la misa.

«¡Muchas gracias, tío Ventolera!»

El tío Ventolera reparaba con estopa y alquitrán las junturas de su barca, puesta en seco.

El tío Ventolera reía, con risa infantil, complacido por estos recuerdos juveniles que resurgían en su memoria siempre que oía hablar de tiros, cuchilladas y provocaciones en la noche.

El tío Ventolera le llevó hasta el Vedrá, alabando la ligereza y otros méritos de su barca.

Su caballo era una cabra, y él una ventolera que le arrastraba por lo más inverosímil de lo penoso y atrevido.

Son en ella, los de uno y otro bando, seres humanos de toda humanidad, y sobre ellos pasa, fatídica, esa ventolera de locura colectiva que de cuando en cuando enardece á los pueblos y los lleva á guerrear por cosas que el día antes nada les importaban y que, en razón, no debieran importarles nunca.

¡Alabado sea Dios! ¿Con que ya le pasó á Vd. la ventolera de ayer? ¡Qué hombres! ¡Parecen locos, así Dios me salve! Ramón bajaba la cabeza confuso, según pudo ver Dolores á la luz del farol que encendían enfrente.

«Craro está, que lo querria y que lo quiero, respondió el Familiar, porque lo endemas no es vestir el hábito que truxon los Santos, ni es divocion, ni es pinitencia, ni es muertificacion, ni es molestia verginal, sino ventolera, vanidá, estintacion, porfanidá, descarnio, sancrilegio y qué yo qué mas?

50  oraciones de ejemplo con  ventolera