En la cuarta zona, la de las islas, que se extiende desde los cuarenta y dos hasta los cuarenta y seis grados latitud sur, desaparece el valle central, y la cordillera de la costa se transforma en un vasto archipiélago que se extiende a lo largo de la costa hasta el cabo de Hornos.

Cayó a lo largo de la pared.

Los serenos que dormitaban en las esquinas, sentados cerca de su linterna, se levantaban al oir el paso de los caballos, saludaban, y se iban a lo largo de las aceras perezosos y distraídos....

A lo largo de las paredes enjalbegadas abríanse sin simetría las puertas y ventanas de las habitaciones que venían ocupando los servidores de la catedral, transmitiéndose oficio y vivienda de padres a hijos.

Otras veces les tiraba la pelota a lo largo de la enorme estancia, o ataba al hilo un pedazo de trapo, recogiéndolo como recoge el pescador su aparejo, para verlos correr tras él.

Currita quiso descorrer uno de ellos, tirando violentamente del cordón de seda que a lo largo de la pared bajaba desde lo alto; mas la cortina rechinó sin descorrerse, y podrido sin duda el cordón, rompióse por arriba, cayendo sobre Currita enroscado, cual si fuese una larga y delgada serpiente.

Hallóse en tiempos tapizada de arriba abajo con ricos paños de damasco encarnado, que caían entonces en sucios guiñapos a lo largo de las paredes, llenas de manchas y desconchones, como el rostro de un virolento; a trechos, veíanse encerrados en ricos marcos, ya podridos, amarillentos pergaminos en que constaban las innumerables gracias y privilegios concedidos por los sumos pontífices a los fundadores de la capilla.

La lluvia chorreaba por los bordes de su sombrero y corría a lo largo de su espalda.

Piscis, en tanto, hacía la centinela paseando a lo largo de la calle.

El comedor era una vasta habitación, blanqueada, con muebles antiguos que parecían estar de guardia a lo largo de las paredes, semejantes a negros gigantes agazapados.

Las plantas, como todos los seres vivos, se adaptan al medio, varían a lo largo del tiempo en sus especies, triunfan en la concurrencia vital.

Todo a lo largo del río no se encuentra sino pequeñas y miserables poblaciones, donde las gentes viren en chozas abiertas, sin más recurso que un árbol de plátanos que los alimenta, una totuma, cuyas frutas, especie de calabazas, les suministran todos los utensilios necesarios para la vida, y uno o dos cocoteros.

Una bujía solitaria ardía sobre una consola, en la que se veían cepillos, peines, alfileres para los cabellos; colgaban a lo largo de las paredes mantas, sombreros...

¡Por todos los santos de Aragón! ¡qué hermoso está con su amante a la grupa y su airoso traje obscuro bordado en seda negra y encarnada! ¡Y esos millares de botoncitos de oro que serpentean a lo largo del muslo y van a detenerse por encima de sus polainas de piel de camello! ¡Con qué vigor su pie se apoya en el amplio estribo morisco!

A lo largo de los años, la gama de aparatos se extiende y la sociedad alcanza un nivel internacional.

En la última visita, como nadie se presentase a conducirle, abrió él mismo equivocadamente la puerta de un camarín y hallose con una preciosa mujer, acostada a lo largo de un diván moruno de terciopelo.

Por el camino pasaban de continuo carros y gentes a caballo que iban a la fiesta; por eso el mozo tenía los ojos bien abiertos, para que los potros no se espantaran con el insólito trajín y fueran todos juntos a lo largo de la cuneta, tras de la "Blanca", que caminaba derecha y tranquila con su cencerro al cuello.

Por delante del mostrador un hombre alto y flaco, con una gorrilla con un número dorado en la cabeza y una blusa azul, se paseaba melancólico; los brazos, a lo largo del cuerpo, como si no fueran suyos; las piernas, dobladas.

A lo largo de ésta se habían edificado numerosos hoteles y casas de recreo, con bellos jardines y pequeños muelles, los que estaban en el lado del mar.

mis pasos hacia la posada, siguiendo a lo largo de una especie de parapeto.

Por el lado del faro la furia marina se manifiesta igual, y a lo largo de la vía que se extiende hacia la parte de la Caleta.

Desde la Martinica navegó a lo largo de las otras pequeñas Antillas más septentrionales, y de la costa meridional de Puerto Rico hasta Santo Domingo.

Los soldados del gobierno debían procurar unirse con la gente que desde San José del Rincón llevaba el coronel don Nazario Ocampo, fuerza de caballería de línea, muy apreciable, no por su número, sino por su calidad; y con las del coronel don Francisco Romero, que debía cruzar desde Santa Rosa con quinientos hombres, bien armados, para cortar la retirada de los revolucionarios, cuando bajasen a lo largo del Saladillo.

La larga fila de embarcaciones, que comenzaba en la confluencia del Nive y del Adour, se extendía por el muelle de la Aduana, a lo largo de la reja de la plaza de Armas, hacia las Allées Marines.

Comenzaron a pasear a lo largo del pasillo de retratos, Muro, Teófilo y Alberto.