50 Adjetivos para describir chocolates

Mira, Rorró: a eso no puedo acostumbrarme, al chocolate malo.

Short reckonings make long friends (las cuentas claras y el chocolate espeso).

¡Ah, Madre de Dios! Chocolate crudo... ¡y poco que me gusta el chocolate crudo!...

Un chocolate serio y un descarnado hueso.

Si se hablaba de un vino añejo bien confortable, le oía llamar "vino de canónigo"; si se trataba de un chocolate exquisito, "chocolate de canónigo"; si de un colchón blando y relleno, "colchón de canónigo"; etc.

El día en que gané una caja de chocolates suizos en el sitio de Health On the Net (no se precipite ud.

Muy de madrugada fuí despertado, tomando después del indispensable chocolate, los duros asientos de una carromata tirada por dos pencos.

María hacía esfuerzos para no reirse cada vez que a la hora de tomar el tradicional chocolate, costumbre que se conservaba en la casa, como todas las antiguas, veía cambiarse dengues y monadas entre las viejas marquesas y los pollos del año treinta y tantos.

De corredor pasó entonces a empresario de maragatos; comproles sus artículos en grueso y los vendió en detalle; y a él forzosamente hubo de acudir quien en Madrid quería aromático chocolate molido a brazo, o esponjosas mantecadas de las que sólo las astorganas saben confeccionar en su debido punto.

Puede ser que aún esté ese bendito cuerpo... Con el triste chocolate nada más.

Las de Porreño se levantaban á las siete de la mañana, tomaban un chocolate del más barato, y se iban á las Góngoras.

Había cenado en la taberna, asilo de los días felices, los platos más suculentos, dándose, además, el gusto de pagar el matinal chocolate a los compañeros de redacción, asombrados de tanta riqueza.

De corredor pasó entonces a empresario de maragatos; comproles sus artículos en grueso y los vendió en detalle; y a él forzosamente hubo de acudir quien en Madrid quería aromático chocolate molido a brazo, o esponjosas mantecadas de las que sólo las astorganas saben confeccionar en su debido punto.

Sorprendieron al moribundo marqués en un rincón del comedor, apoyado en un trinchero de roble, zampándose en pie y a toda prisa, y mirando a todas partes azorado, una inmensa jícara de suculento chocolate, con una pirámide colosal de dorados picatostes...

Le tomaré algunas piezas de prueba de estos linones rosa y crema pero nada de estos estampados chocolate.

Tate; Y ¿sin chocolate estrado?

Esta no la esperaba usted... Son unas cosas de chocolate fino que llaman pompones, con hoja de papel de plata fina y más rico que el mazapán.

Creeríase que una gran masa de chocolate gris se había derramado sobre las calles.

En el corazón magnánimo de D.ª Robustiana se cuela de rondón una extraña inquietud que le quita el aliento para tomar el chocolate habitual.

llamó una vez y otra vez que le trajesen como todos los días: Ancha bandeja con tazón chinesco, Rebosando de hirviente chocolate.

, cuatro hombres exigía operación tan importante, cuatro hombres, cubiertos de galones de oro, con un jefe, quien en su afán por seguir la noble y casta moda implantada por su señor, no hubiera podido vivir sin llevar en el bolsillo dos enormes relojes de oro, eran indispensables para que el afortunado chocolate tuviera el honor de llegar hasta los labios del señor.

Los de Santa Cruz no transigían con los chocolates industriales, y el que tomaban había de ser hecho a brazo.

La familia sorbía con delectación el chocolate líquido, y lo mascaba crudo como si mascase pan.

Bueno... pero en mientras que arrean la yegua, también está el chocolate listo.

Ved este señor estómago que antes no podía realizar la digestión de un mero chocolate, y ahora...

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