95 Metáforas para mar

El mar y los astros que sobre él se reflejan, son para imagen ó fiel trasunto del amor, ideal supremo del espíritu.

Si la tierra era la madre del hombre, el mar era su abuela.

Aquella emoción del tren sobre el mar, como poniendo las ventanillas en blanco, era de lo más particular de aquella visión del tren de la costa, en el que el mar era un aderezo contrastante.

Holanda es sensata y se contentará con conservar las Molucas y Java; Sumata le brinda más porvenir que Filipinas, cuyos mares y costas son de mal agüero para las expediciones holandesas.

Los contrapuestos vientos se comiden A complacer la bella rogadora, Y con un solo aliento la mar miden: Llevando á la piara gruñidora, En calabazas y odres convertida A los reynos contrarios del aurora.

=Mucho va de Pedro a Pedro=, There is a big difference between one man and another, or No two men are alike.

El mar tranquilo alterábase al tropezar con este obstáculo inesperado.

Aquí, el mar fué un gran artista, pues dió á la tierra las adoradas y benditas formas donde se complace en crear el amor.

El mar es de un azul intenso, como si fuese sólido.

¡El mar! con su baba y con su epilepsia.

El mar sea para las ballenas.

Mar del Plata es un balneario famoso, y el Tigre es muy frecuentado como lugar de baños y de excursiones.

Leyóle estos cuidados en la cara Leto, y le dijo para tranquilizar de paso a Nieves, que, ciertamente, no lo necesitaba: Repare usted que vamos solamente con el foque y la mayor, y que la mar está como una balsa de aceite.

El mar estaba sin barcos...

Uno de ellos sostenia que se encontraban próximos á las sirtes de Limiso, segun lo que de sus cálculos deducia; otro, que estaban cerca de los agudos peñascos de la costa de Trípoli, donde el mar estrella frecuentemente á los buques; y alguno aseguraba que se hallaban perdidos en las aguas de Satalia, terror de los marineros.

Del techo antiguo á suspender su nido Ha vuelto ya la golondrina errante; Dulces trinos difunde Filomena; El mar se calma, el cielo se serena; Sólo Céfiro amante, Oreando la hierba en los alcores.

En lágrimas de mis ojos, Que son por tu causa un mar, Hallarás tierno bebida, Sin que te pueda faltar.

Y era un celeste mar de ensueño, Y la luna empezaba en su rueca de oro A hilar los mil hilos de su manto sedeño.

El mar está por el cielo.

Entre el Indo y el Gange está una tierra con un asiento grande asaz hermoso que por la parte de Austro el mar la cierra, por la del Norte Emodio cavernoso: varios reyes le dió la varia guerra con leyes varias; unos al vicioso Mahoma, otros los ídolos adoran, cual los brutos que están y entre ellos moran.

A un lado del buque, el mar es de un azul compacto y mate; en el opuesto centellea como una llanura sembrada de espejos rotos.

»Entrambos por las Cíclades ligeros Y el mar corremos de islas esparcido, Y emúlanse, al pasar, mis compañeros Con clamores y náutico ruido; «¡A Creta! á Creta!» gritan vocingleros; «¡A nuestra patria, á nuestro antiguo nido!» E hiriéndonos en popa aura serena, Al fin tocamos la anhelada arena.

Sabed que el peligroso mar es la corte con la Escila de sus engaños y la Caribdis de sus mentiras.

Pues á fe que si cruzas el mar los verás más numerosos que abejas en la colmena.

El mar, poderoso, con una sola de sus olas cubre de arena todos esos pequeños sistemas de ríos en miniatura; pero los hilillos de agua que descienden luego se practican un nuevo cauce, y sus lechos, de sólo algunos milímetros de ancho, se determinan otra vez en una serie de ondulaciones regulares.

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