3224 oraciones de ejemplo con plumas

114 Y cáibamos al cantón con los fletes aplastaos, pero a veces medio aviaos con plumas y algunos cueros, que pronto con el pulpero los teníamos negociaos.

118 Aunque es justo que quien vende algún poquito muerda, tiraba tanto la cuerda que, con sus cuatro limetas él cargaba las carretas de plumas, cueros y cerda.

: 336 las mujeres son todas como las mulas; yo no digo que todas, pero hay algunas que a las aves que vuelan les sacan plumas.

Si se entusiasmaba hablando de sus marchitos laureles, abría las arcas, abría los armarios, y seda, galones y plumas, abalorios y cintajos en mezcla de colores chillones saltaban a la alfombra, y en aquel mar de recuerdos de trapo perdía la cabeza Quintanar.

Han sido clavados por dentro los cristales de los balcones, y no se les permite que tengan a la mano papel, tinta ni plumas.

Pero como se asemejan el ave de corral y el águila, porque las dos se cubren de plumas.

Una valona azul, si no erizada, al menos con mucho engrudo, le encanutaba el cuello; y un sombrero campanudo de copa, galán con plumas, ancho de faldas, y éstas tomadas por delante con cuatro puntos de sirgo dorado, ponían cabo y fin a la tal figura.

A las guacas que tenian en ménos, que eran como ermitas, ofrecian chaquira y plumas y otras cosas menudas y de poco valor.

Y en mitad de la plaza tenian puesto, á lo que dicen, un teatro grande con sus gradas, muy adornado con paños de plumas llenos de chaquira de oro, y mantas grandes riquísimas de su tan fina lana, sembrados de argenteria de oro y de pedreria.

En fin, hasta para los carruajes ingleses, y para los caballos que habían de arrastrarlos, y para los levitones peludos de los cocheros que habían de conducirlos, hubo jarabe en las plumas, y sahumerios en los incensarios de aquellos ingenios de guardarropía.

Los vistosos palilleros, rematados por cabezas de perro, carecían de plumas.

Unas, pintadas, repintadas, llenas de gasas, sedas, tules, terciopelos, lentejuelas, flores; con grandes pelucas cargadas de rizos y empenachadas de plumas; al cuello, collares de admirables perlas (falsas, naturalmente); son mundanas, conversadoras exquisitas, benévolas para las debilidades ajenas, discretas hasta ignorar todo aquello que no deben de saber, serviciales, decorativas.

Después de saludar a la eslava, que, fastuosa en su pelliza de renard bleu y su sombrero empenachado de plumas negras, desfilaba con aire espléndido de gran señora, más de notar en el cosmopolitismo ferial del restaurant elegante, Julito Calabrés tornó a sentarse entre Olmeido y el marqués del Valle.

Palidecía la gran mancha de sol sobre los guijarros del patio; las gallinas corrían en rueda, cocleando, como si quisieran huir de la ráfaga de viento que erizaba sus plumas.

Cantaban con su voz gangosa alabanzas en honor del grande, del poderoso, del invencible Chermidy, y agasajaban dulcemente a la montura con las barbas de sus plumas.

Cumplió la tarea que se había impuesto con la atención minuciosa, el cuidado paciente y la perseverancia infatigable de aquella sultana aburrida que, en la ausencia del señor, arranca una a una todas las plumas de un viejo loro.

La banda de palomas levantó el vuelo en espiral, con alegre rumor de plumas y arrullos.

Por de pronto, tome usted veinte duros para los primeros gastos... papel, tinta, plumas.

¿Quién podría suponer que un adolescente a quien agitaban en aquellos días tan nobles sentimientos sería capaz de asesinar fríamente a las avecillas del cielo, esparciendo sus plumas y su sangre sobre el césped? Nada más cierto, sin embargo.

La veracidad de este aserto, que la experiencia misma manifiesta, la probaron ademas, plumas mas competentes que la nuestra, señalando, á la vez que los defectos de que adolecía aquella institucion, el remedio necesario para evitar sus perniciosas consecuencias, contrarias á su verdadero é interesante objeto.

Todo en estos días chorreaba agua; en el corral, el cerdo se revolcaba en el cieno; las gallinas aparecían con las plumas negras, y los perros andaban llenos de barro hasta las orejas.

Si las dos salen á un tiempo, se observa que la hembra va con la cabeza erguida y el macho la lleva baja, erizando las plumas y dejando colgar un poco las alas.

El Rey habia ordenado que se buscara al caballero de las blancas plumas, de blancas vestiduras y caballo blanco, deseoso de saber el nombre del vencedor.

La que impulsa una fuerza misteriosa Á que el destino en el futuro mande; Radiente de entusiasmo y de ventura Aparece á mis ojos noble y fiera, De plumas adornada la cintura Y flotante la negra cabellera.

de cinco y seis troncos, y cuatro y cinco caballos, unos tras otros, con sus chilillos de plumas entre las orejas, y sus redecillas de seda y oro forrando las mismas orejas, para que no les molesten las moscas.

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